Durante el tiempo de Adviento, hemos editado unas hojas para las celebraciones dominicales, con una portada y una reflexión al final.
Ofrecemos esas portadas y reflexiones.
PRIMER DOMINGO. 1 diciembre de 2013
El Inmigrante
nos enriquece
-¿Por qué no
lloras Manuel?
-Porque yo no
soy de la ”parroquia” y los que lloran lo son.
¿Por qué en este Adviento traemos a colación
a los inmigrantes.?
Estamos en plena crisis económica, social,
cultural y humana.
Y queremos prepararnos bien para la llegada
de el Gran Inmigrante, que emigró de su patria, el Padre, y vino a nuestra
tierra, haciéndose pobre, no para enriquecerse él sino para enriquecernos
con su pobreza.
“Vino a los
suyos y los suyos no lo recibieron.”
Las personas empadronadas en el País Vasco
bajaron en 2.836 personas entre el 1 de enero del 2012 y el 1 de enero del 2013
(Conviene recordar que Euskadi es la zona con menos nacimientos por mujer del
mundo) Unos vienen y otros van. Siguen
llegando a nuestras costas y a nuestros aeropuertos. Un porcentaje decide
quedarse en el País Vasco porque estiman la sanidad y la educación.
Son personas que buscan para ellos y
para los suyos vivir dignamente. Y los medios de comunicación les pintan
el NORTE como el país de las maravillas para ganar dinero. Son madres y padres
que con dolor dejan a sus hijos a cargo de los abuelos o parientes; personas
que empeñan sus bienes para costearse los pasajes o se endeudan metiéndose en
préstamos hechos a usureros a intereses enormes. Otros jóvenes y adolescentes
dejan su casa y su clan que les protegía y, empujados por el hambre y la
miseria, a pecho descubierto cruzan desiertos, naciones y mares: arriesgan sus
propias vidas para llegar hasta unos países donde no conocen nada…
Otros son profesionales competentes:
médicos, catedráticos, ingenieros… que llegan aquí, dejando empobrecidos de sus
servicios a esos países de origen que los formaron.
Llegan y se encuentran solos, desorientados,
con una lengua, cultura, religión que no entienden, perseguidos porque “no tienen unos papeles”.
Pero son personas humanas con unos derechos humanos inalienables.
Y en Europa les ponemos barreras, leyes y
mentiras para convertirlos en mercancía laboral barata.
Jesús nos dice en San Mateo capítulo 25: “Era
forastero y me alojasteis. Lo que hicisteis con estos más pequeños conmigo lo
hicisteis”
—El Profeta de Nazaret ¿se atreverá hoy a nacer entre nosotros.?
—Hay
quienes acogen en su casa a inmigrantes sin papeles, jugándosela. ¿Y qué
hacemos con los que nos ponen leyes injustas e inhumanas?
SEGUNDO DOMINGO. 8 de diciembre de 2013
El amor, el
fundamento de las familias.
En las últimas décadas hemos visto evolucionar y cambiar el concepto de
familia en nuestra sociedad. Hemos pasado de la imagen de una familia conformada
por padre, madre y dos hijos, presentada como la ideal, a un abanico de formas
de convivencia bajo el mismo techo, compartiendo las alegrías y las
dificultades de vivir juntos, con el fundamento de quererse y crecer juntos
como personas.
Algunas de las nuevas formas de ser familia encuentran resistencia,
cuando no rechazo, por distintas razones, algunas no muy cristianas.
-La iglesia católica no admite a la Comunión-Eucaristía a las personas
que se han divorciado y se han vuelto a casar con otra persona distinta.
-Algunos padres sufren cuando un hijo o una hija está conviviendo con su
pareja, sin estar casados por la iglesia (o al menos por lo civil); incluso se
ha acuñado la expresión "vivir en pecado" para estas uniones,
y en muchos casos se les niega la entrada en la casa paterna-materna.
-El rechazo es todavía grande cuando la pareja de convivencia la forman
dos personas del mismo sexo; la iglesia se niega a considerarlo “matrimonio",
y muchos padres y madres lo viven como una tragedia, casi como la muerte del
hijo o hija que ha dado ese paso; muchas personas ponen en duda su derecho y su
capacidad para ser buenos padres-madres, y para querer y educar a sus hijos.
-Hay distintas realidades familiares que no coinciden con la imagen de
familia "tradicional": las parejas que optan conscientemente
por no tener descendencia; las familias monoparentales (un padre solo o una
madre sola que vive con su(s) hijo(s) y lo(s) quiere y educa); las parejas con
hijos adoptados, a veces de distintos orígenes y razas; los "vientres
de alquiler" que engendran y dan a luz hijos para otras parejas que no
pueden tenerlos por sí mismas; mujeres que para ser madres han de recurrir a un
banco de óvulos o de esperma…
Todas
estas formas de ser familia, de vivir los valores del amor, el respeto, la
comprensión, el enriquecimiento mutuo entre todas las personas que forman un
hogar y conviven juntas, nos hacen plantearnos si como cristianos tenemos
actitud de acogida o actitud de rechazo, si sentimos alegría por todas las
formas distintas que hay de intentar vivir felices juntos y hacer felices a las
demás personas que nos rodean
TERCER DOMINGO. 15 de diciembre de 2013
¿Quién acoge a los desahuciados?
El Adviento
es un tiempo apropiado para prepararnos para acoger, y san Juan nos dice: “Vino
a los suyos y los suyos no lo recibieron”.
En
Nochebuena, veremos a María y a José llegando a Belén; allí nadie los acoge, y
esa noche María tiene que dar a luz en un establo. ¿Cuántas personas en nuestra
sociedad se encuentran hoy en la misma situación que María y José?
La
vivienda no es sólo ladrillo y cemento, es un hogar donde se ha materializado
un proyecto familiar, es un espacio en el que todo adquiere un significado
afectivo y existencial: el amor de la pareja, los momentos felices y duros, el
nacimiento de un hijo... Es el lugar vital donde la familia encuentra el
cariño, el descanso y la tranquilidad.
¿Cuántas
familias han sido desahuciadas en Gasteiz? ¿Cuántas en La Llanada?. Son
familias con niños, con ancianos, con discapacitados. Y todos a la calle.
La
plataforma Stop-Desahucios nos indica que muchas familias están en
situación de ser desahuciadas aquí en La Llanada, van a ser embargadas y
echadas de sus viviendas.
En el estado
español hay tres millones de viviendas vacías y sin embargo más de medio millón
de familias han sido echadas a la fuerza de sus hogares; la mayoría además con
el agravante de tener que seguir pagando la vivienda que ya ni es suya ni
pueden usar.
Las
familias han pagado sus hipotecas mientras alguno de sus miembros ha tenido un
trabajo. Al perderlo, no han podido cumplir con la cantidad mensual
establecida. Los bancos y cajas de ahorros, a través de demandas judiciales
para desahuciar, están provocando un sufrimiento a la sociedad en aras de sus
beneficios. Estas actuaciones muestran que el sistema financiero no tiene
corazón.
Los
bancos y las cajas han recibido mucho dinero público para tapar sus agujeros,
que ellos mismos han provocado buscando el máximo y rápido beneficio. La Ley
Hipotecaria del Estado no defiende ni ampara a la persona ni a la familia.
Jesús
nos enseña que la persona es lo
primero.
El papa
Francisco nos advierte que este sistema capitalista en el que vivimos es malo
porque se basa en la codicia y margina a la mayoría de las personas, sobre todo
a las que no tienen trabajo, dinero ni bienes.
El
ser humano no es mercancía, sino que "es el centro y fin de toda la
vida económica y social" (Caritas in Veritate, 25).
Preguntas para que reflexionemos:
-¿Cómo nos estamos
preparando para acoger a los que no tienen techo?
-¿Podemos participar en
la plataforma Stop-Desahucios? ¿Qué otras iniciativas tenemos?
CUARTO DOMINGO. 22 de diciembre de 2013
El mendigo a
la puerta del banco
Fue en Vitoria, en una concurrida calle del
centro. En el lateral de una conocida Caja de Ahorros, vi una figura
arrodillada sobre las baldosas y arrebujada en un chubasquero y una manta que
le cubría parcialmente la cabeza; ésta, pegada al pecho; la mano, extendida con
la palma formando un hueco. Delante había colocados una gorra y un letrero. En
la gorra, unas pocas monedas. Las letras decían:
“Ayudeme, por favor, soi pobre. Tengo
muger y dos hijos.
Qiero darles de comer. Dios se lo page”.
Parado ante él, me fijé en sus facciones: la
cara llena de arrugas y de un color oscuro, por su raza o por no haberse lavado
en mucho tiempo. Lo primero que pensé “otro extranjero, posiblemente de alguna
mafia que los distribuye por toda la ciudad”. Luego, tuve mala conciencia y
recordé que faltaban pocos días para la Navidad y que debía tener mejor corazón
y hacer más caridad. De lo que tenía en el monedero, dejé en la gorra dos
monedas de euro y otras de diverso valor en céntimos. Y seguí mi camino todo
satisfecho y con la conciencia de haber hecho una buena obra.
Hice algunos recados y, al salir del Corte
Inglés con los regalos para mi familia y conocidos, atravesando la Plaza Santa
Bárbara lo reconocí sentado en un banco con otros dos, bebiendo de un cartón de
vino barato, tan campante. Mi reacción fue inmediata: me enfurecí, olvidé mis
buenos sentimientos, me sentí engañado, estafado, con ganas de reclamarle y
gritarle que era un ladrón, un mentiroso y un borracho. Pero…
Algo me hizo pensar. Si este mendigo me
había estafado la enorme cantidad de unos cuatro euros, ¿cuánto
han estafado algunas entidades financieras... y no digo nada? Si para sentirme
generoso me he desprendido de la enorme cantidad de cuatro euros,
las bolsas de las compras que había hecho, pagadas con tarjeta de crédito, me
recordaban ese viejo dicho: “La caridad bien entendida empieza (y la
mayoría de las veces acaba) por uno mismo”. Ahora sí, me sentí
enfurecido, pero no con aquel mendigo, sino conmigo mismo y con un sistema que
me ha hecho más egoísta de lo que quiero reconocer.
-¿Cómo demostrar la actitud de acogida con las
personas y familias que lo están pasando verdaderamente mal en esta crisis
económica?
-¿Sería capaz de ser acogedor (mirar a la car,
escuchar con atención, dar la mano o un abrazo, actuar de forma humana), con un
desconocido, con un mendigo, con un transeúnte?
-¿Al hacer “caridad” con esas personas, respetamos su dignidad?
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FELIZ NAVIDAD PARA TODA LA HUMANIDAD.