jueves, 2 de junio de 2011

LA COMUNIDAD DE JESÚS. Reflexiones de Pascua

Ofrecemos aquí la reflexión que a lo largo del tiempo de Pascua hemos incluido en las hojas editadas para la participación en misas y celebraciones. El tema es “LA COMUNIDAD DE JESÚS”. Van por orden de aparición o cronológico.

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Domingo 2º de Pascua. 1 de mayo de 2011

Jesús quiere una Comunidad.

  Jesús resucitado está presente en medio de la Comunidad reunida. El evangelista Juan lo subraya con toda intención. Jesús resucitado está presente en medio de nosotros, en medio de su Comunidad.
  Cuando Jesús hablaba, ponía toda su pasión, toda su fuerza, en hablar del Reino de Dios. La pasión por el Reino de nuestro Padre le podía a Jesús. Pero cuando no estaba predicando o hablando, Jesús ponía toda su alma en reunir a su alrededor una comunidad de discípulas y discípulos. En eso pasó Jesús la mayor parte de su tiempo: en reunir, ponerse al frente de su comunidad y darle ejemplo. A todas partes lleva a su comunidad consigo, y aprovecha toda ocasión para hacerles ver la realidad y hacerles pensar y recapacitar.
    ¿Por qué quemó Jesús tantas energías en reunir y dejar asentada una Comunidad? ¿Para qué es la Comunidad que reúne Jesús?
   Jesús quería que su comunidad transformara este mundo, como la levadura transforma la masa, como la sal transforma la comida, como la luz transforma la oscuridad.
    Jesús sabía que este mundo sólo tiene arreglo desde el cambio de mentalidad; nuestro mundo sólo va a cambiar cuando nosotros mismos cambiemos, y por eso quiere dejar una Comunidad de discípulas y discípulos que vivan como él vivió, con sus mismas actitudes, con su mismo propósito, con sus mismas opciones, con  su misma entrega, con su mismo compartir y dar la vida.
    Jesús quiere que su Comunidad seamos una alternativa al modo de convivencia, al modelo de sociedad en el que vivimos. Así era la primera Comunidad cristiana, tras la muerte y resurrección de Jesús.

Preguntas para el diálogo:
Las que están hacia la mitad. Además:
-¿Tenemos experiencia de vivir en Comunidad?
-¿Somos esa comunidad alternativa que Jesús reúne a su alrededor?
-¿Tenemos los valores del compartir, de la solidaridad, del servicio a los demás?

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Domingo 3º de Pascua. 8 de mayo de 2011

Jesús reúne ESTA Comunidad

   Reconocemos a Jesús en medio de nosotros cuando somos capaces de compartir nuestro pan quienes lo necesitan.
   Desde el primer momento, Jesús se dedicó a formar una Comunidad de discípulos a los que cada vez más y más dirigió su atención y su mensaje; en la Comunidad de Jesús, las discípulas y discípulos vivían el despojo total de los bienes, compartían lo que cada cual tenía, procuraban a toda costa que nadie se impusiera a los demás, convivían con Jesús, con su estilo y su forma de comportarse ante los ricos y ante los pobres, ante los dominadores y los dominados, ante la religión establecida y ante los poderes públicos.
   ¿Qué pretendía Jesús al reunir a su Comunidad? Ofrecer una alternativa al modelo de convivencia y de sociedad en que vivimos. Si ésta se basa en el tener, en el poder, en el trepar, Jesús ofrece la alternativa de la Comunidad cristiana que se basa en el compartir, en el servicio y en la solidaridad.
   La Comunidad cristiana tiene que ser una alternativa válida a los principios y valores en los que se asienta esta sociedad y este sistema neoliberal que domina al mundo.
   Jesús vio claro desde el primer momento que lo más urgente para la implantación en nuestro mundo de los valores del Reino es la existencia de la Comunidad cristiana; sólo cuando los seres humanos, hombres, mujeres y niños, nos ponemos a hacer Comunidad, reproduciendo el modelo de Comunidad de Jesús, se puede decir que estamos construyendo el Reino de Dios: aquí está nuestra tarea fundamental como cristianas y cristianos.

Preguntas para el diálogo:
-¿Qué pretende Jesús cuando nos invita a vivir en su Comunidad?
-¿Nosotros podemos también vivir en una Comunidad? ¿Cómo?

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Domingo 4º de Pascua. 15 de mayo de 2011

Una Comunidad a la ESCUCHA

   Desde el comienzo de su vida pública, Jesús quiso una Comunidad de discípulos, como experiencia y demostración de que es posible una nueva manera de vivir. Intencionadamente, Jesús escogió, de entre todos sus seguidores, un grupo para que estuviera siempre con Él. Los reunió a su lado para ir enseñándoles otro estilo de vida, otra forma de mirar la realidad, otra escala de valores, otro tipo de relación entre ellos. Los llevó a todas partes consigo y quiso que fueran testigos privilegiados y que participaran en directo en el anuncio y en los signos que hacían visible la venida del Reino de Dios.
   La Comunidad del resucitado gira en torno a Jesús. Él, que es la Palabra que viene del Padre, estaba en medio del grupo, en medio de su Comunidad, dando firmeza y cohesión a todos ellos. La Palabra de Dios es en la Comunidad cristiana el cimiento, es la raíz de donde brota una nueva manera de vivir en fraternidad, como quería Jesús. Cuando es leída, reflexionada y compartida entre todos los discípulos y discípulas de Cristo, esa Palabra ilumina nuestra vida, da nuevas fuerzas ante las dificultades y pone esperanza para vivir toda clase de acontecimientos.
    En el grupo de creyentes y discípulos de Jesús es importante la actitud de estar a la escucha, es importante actualizar su mensaje, preguntarnos qué nos pide en el momento en que vivimos, cómo debe ser nuestro comportamiento para ser fieles a lo que él fue y vivió. En la Comunidad, atenta a la Palabra de Dios, surge el ánimo necesario para vivir con sentido nuestro cristianismo, la alegría de poder seguirle, apoyándonos unos en otros. En un mundo, en una sociedad, en unos momentos de tantas oscuridades e inseguridades, Jesús y su Palabra son nuestra luz y nuestra guía.
   Ojala nos animemos a seguir en nuestra vida el camino de Jesús, como Comunidad que escucha.

Preguntas para el diálogo:
-¿Qué importancia le damos a la Palabra de Dios en nuestra vida de fe, en nuestra vida cristiana?
-¿Nos sentimos capaces de compartir con otras personas lo que la Palabra de Dios nos dice hoy?

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Domingo 5º de Pascua. 22 de mayo de 2011

Comunidad REUNIDA en torno a Jesús

   El domingo pasado recordábamos la importancia de la Palabra de Dios en la vida de la Comunidad. Es su cimiento y su sabia. La Comunidad debe estar a la escucha.
   Ahora pensemos un poco que, sin estar unidos, sin estar reunidos, no podremos sentir a Jesús vivo en medio de nosotros, es más difícil reflexionar la Palabra de Dios, no podemos iluminarnos y animarnos unos a otros.
   En la actualidad, no es fácil seguir el camino de Jesús, por eso Él nos pide que no lo intentemos recorrer solos, sino que lo hagamos en Comunidad. En la sociedad en que vivimos encontramos muchas dificultades para ser fieles a Jesús, para vivir de acuerdo a nuestra fe, por eso necesitamos de otra fuerza, nos necesitamos mutuamente para seguir.
   Nuestros encuentros y reuniones son importantes por eso, y porque cada vez nos conocemos más y nos sentimos más a gusto. A todos nos anima el mismo objetivo, el mismo afán de vivir de una manera más parecida a la vida de Jesús: mirando las necesidades propias y las de las personas que nos rodean. Juntos descubrimos las injusticias, los sufrimientos de otros; y juntos debemos buscar la denuncia de esas injusticias, ponerles remedio y ayudar a quienes sufren.
   Como en la primera Comunidad cristiana de la que nos habla el libro de los Hechos de los Apóstoles, no faltarán diferencias, conflictos y problemas. Pero todo ello se puede superar si nos sentimos la Comunidad de discípulos del Resucitado y con la ayuda del Espíritu de Jesús.

Preguntas para el diálogo:
-¿Qué es lo que realmente nos motiva para acudir a las celebraciones de la Comunidad Cristiana?
-¿Podríamos hacer el esfuerzo de acudir a otras reuniones donde reflexionar la Palabra de Dios y hacer la experiencia de vivir en Comunidad?

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Domingo 6º de Pascua. 29 de mayo de 2011

Comunidad FRATERNA y SAMARITANA

   La Comunidad cristiana vive el mandamiento del amor. Primero recibe el amor de Dios que Jesús le ha entregado y después lo practica diariamente, cada día, en cada momento.
   La práctica del amor concreto ayuda a la comunidad, en primer lugar, a madurar internamente, pues hace posible el superar las diferencias, los problemas y las tensiones que surgen dentro de la comunidad. La práctica del amor comunitario hace que el grupo de seguidores de Jesús sea una Comunidad FRATERNA.
   Pero, en segundo lugar, la práctica del amor recibido de Jesús, lleva a los miembros de la Comunidad cristiana a socorrer las necesidades de todas las personas, a estar atentos a los sufrimientos de sus semejantes para intentar aliviarlos, a comprometerse en la mejora de la condiciones de vida de las personas y del pueblo, a luchar por la justicia y la dignidad del ser humano. La práctica del amor comunitario hace que el grupo de seguidores de Jesús sea una Comunidad SAMARITANA.
   La Comunidad cristiana, siguiendo el ejemplo de Jesús y de los primeros cristianos, se siente urgida a transformar la realidad por medio del servicio humilde, la ayuda desinteresada, la solidaridad con todas las personas marginadas y sufrientes, el trabajo conjunto con quienes creen y sueñan con otro mundo es posible.
   Las relaciones fraternas que se viven al interior de la Comunidad cristiana, se reflejan y se manifiestan en el actuar samaritano con quienes encontramos por el camino de la vida.

Preguntas para el diálogo:
-¿Cómo vivimos y cumplimos el mandamiento del amor de Jesús?
-¿Qué posibilidades tenemos de hacerlo vida en nuestra comunidad?
-¿Qué nos falta para ser una comunidad fraterna y samaritana?

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Domingo 7º de Pascua. 5 de junio de 2011

Comunidad MISIONERA

   Es una Comunidad que, sin la presencia corporal de Jesús, pero con la asistencia de su Espíritu, continúa la labor comenzada por el Maestro. Es una comunidad que toma el testigo y se pone manos a la obra para hacer posible el reino de Dios, que Jesús había anunciado y presentado por todas partes: a pobres y ricos, en aldeas apartadas y en Jerusalén, a orillas del lago de Galilea y en la montaña. Jesús lo hacía con palabras acertadas, sencillas, comprensibles; y lo hacía también con acciones llamativas, con signos y con gestos.
   La Comunidad del resucitado siente la gran responsabilidad de ser fiel a la Misión que Jesús, el Maestro y el Señor, le ha encomendado. Siente que debe hacerlo como lo hacía Jesús, para no traicionar su memoria y su obra. La Comunidad de los discípulos es ahora la Comunidad de los testigos: “recibiréis fuerza para ser mis testigos”, es la Comunidad que da testimonio de Cristo y de su mensaje, con palabras y con obras.
   Como aquellos primeros discípulos de Jesús que, a pesar de sus limitaciones personales y como grupo, se esforzaron por cumplir la Misión que Jesús les dejó, también nosotros tenemos esta misma tarea o Misión. Pero será muy difícil, casi imposible que la podamos cumplir cada uno por su lado, individualmente, en soledad. Nos ayudará el formar parte de una Comunidad cristiana, pues es la Comunidad, formada por el mismo Jesús, la que acoge la Misión; es la Comunidad, como veremos muy pronto, la que recibe el don y la fuerza del Espíritu; es la Comunidad la que puede hacer visible, con sus relaciones de fraternidad entre diferentes, que es posible y necesario el reino de Dios para la Humanidad.
   El discípulo de Jesús y el testigo de su resurrección lo es en medio de la Comunidad cristiana, que encuentra su sentido en continuar, con el mismo estilo y las opciones de Jesús, la Misión recibida.

Preguntas para el diálogo:
-¿Cómo me resulta más fácil cumplir lo que Jesús nos pide: en soledad o como parte de una comunidad de fe?
-¿Podemos hoy y aquí cumplir la Misión: hacer discípulos en todas partes?
-¿Qué necesitamos para poder cumplir el encargo de Jesús?

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