domingo, 3 de julio de 2016

Excursión a Loyola

El sábado 25 de junio, nos fuimos de excursión a Azpeitia y Loyola.
Amaneció nublado el día, pero no nos desanimó para salir en uno de los autobuses de "ERRO", con la intención de pasar un buen día.
 Llegados a Azpeitia, la primera parada fue la antigua estación del Ferrocarril de vía estrecha, el "Urola" o "Urolilla, donde está el Museo Vasco del Ferrocarril. Allí nos dieron un paseo imaginario en un tranvía de los años 50, por las calles de Zaragoza. Sí, Zaragoza, acompañados por una simpática y entusiasta guía.
 Después de ver las dependencias del museo y las múltiples máquinas, vagones, etc... Nos subimos en el tren, que arrastrado por la locomotora "AURRERA" nos llevó hasta Lasao en un viaje de 20 minutos de ida y otros tantos de vuelta.
 Fueron minutos para revivir con nostalgia aquellos viajes que algunos hacían cuando eran jóvenes, recordando momentos muy agradables. ¿Será cierto que cualquier tiempo pasado fue...?
 En Lasao nos mostraron cómo, para hacer el viaje de regreso, la máquina debía desengancharse y por una vía paralela colocarse nuevamente en cabeza del convoy.
 No importaba la incomodidad de unos asientos de madera sin relleno, ni el humo negro que soltaba la locomotora, ni el traqueteo brusco sobre los raíles ya antiguos... Y además nos obsequiaron con un caramelito, como para dejarnos buen sabor de boca.
 De Azpeitia nos fuimos a Loyola y en el restaurante "KIRURI" nos sirvieron una rica comida. Al principio había mucho ruido y murmullos, pero luego se fue silenciando a medida que las camareras iban sirviendo. Con la boca llena no se puede gritar...
 Paella a discreción y escalope con patatas fritas. De postre flan con helado y para terminar los cafés.
 Tampoco queríamos tener la barriga hinchada y que nos entrara la modorra, porque después de comer nos esperaba otra interesante visita.
 Acompañados por Jesús, nuestro guía, comenzamos la visita por la basílica de Loyola, explicándonos lo más interesante y haciéndonos participar con preguntas.
 A pesar de estar sentados, después de la comida, no vimos a nadie echarse un sueñecito. Todos prestando atención y con interés.
 Luego Jesús nos llevó a la casa de los Loyola, donde nació y se crió san Ignacio.
 Fuimos recorriendo distintas estancias y siempre subiendo, subiendo, hasta la capilla de la conversión donde algunos pudieron quedarse un rato en oración.
 Al terminar la visita, fue el momento de las fotos del recuerdo. Aquí las tenéis, aunque falta alguno que no quiso salir en la foto.-

Y a buena hora regresamos para nuestra tierra, llevándonos un buen recuerdo, y sobre todo habiendo compartido con otras personas de otros pueblos ese bonito día.
En el autobús hicimos una rifa de regalos. Lo que se obtuvo de la venta de los 200 boletos se unirá a la colecta para apoyar el proyecto de reconstrucción de casas seguras y saludables en la zona rural de Jama y Pedernales, en Manabí (Ecuador) muy afectadas por el terremoto de 7'8 grados del 16 de abril pasado.
Hasta la próxima, si Dios quiere.