La Cruz en nuestras Montañas
Mañana de sábado. Amanece claro
y la temperatura es buena. Programo una salida al monte. Dejo el coche en lo
alto del puerto de Azáceta. Desde allí, con mi mochila subo hasta Itxogana
(1.036 metros). El paseo es súper agradable. Respiro el aire puro de la mañana;
contemplo los intensos colores del otoño; bajo mis botas escucho el crujir de
las primeras hojas secas que alfombran el sendero...
La cruz de hierro en la cima
de Itxogana está deteriorada. Le faltan los extremos de los brazos. Para romperla
hay que hacer un esfuerzo, y la naturaleza (viento, nieve...) no creo que
llegue a romper esos trozos que le faltan...
Después de una oración por los
montañeros fallecidos, algunos de mi propia familia y otros muy buenos amigos,
bajo hasta la ermita de San Vitor.
Al llegar a la campa, una
sorpresa desagradable: algo falta en el paisaje habitual. La cruz de madera desde
donde se hace la bendición de los campos en las rogativas de primavera.
La Cruz desde donde se bendicen los campos
Así luce actualmente la campa
Al acercarme, veo la base de
cemento en la que estaba insertada la cruz de madera. Parece que la han forzado
hasta romper el cemento para arrancar la cruz de raíz.
Miro por los
alrededores, pero no la encuentro. Se la han llevado o la han tirado en algún
lugar inaccesible.
Me pregunto qué daño hacía
esa cruz en la campa que hay delante de la ermita, a quién o quiénes podía
molestar...
Al acceder al Parque Natural
de San Vitor, la Diputación Alavesa instaló unos paneles, en castellano y en
euskara, con algunas indicaciones básicas sobre el uso de este espacio tan
hermoso. Lo último que se indica es que hay que respetar a los demás.
Al regresar
hacia el aparcamiento en lo alto del puerto Azáceta, camino un poco más triste
y sin disfrutar de lo que el paseo otoñal me ofrece. Me pregunto dónde queda el
respeto de algunas personas.